El grano de mostaza germinó

Esta imagen, esgrafiada en el atrio de Montserrat, describe perfectamente la vida de nuestro Cardenal Vives y Tutó. Cuántos motivos para entonar un solemne Te Deum, ante su sepulcro, el pasado miércoles 19 de junio, con motivo del 125 aniversario de su cardenalato. El origen humilde no fue óbice para llegar a cotas del todo insuperables. La salud débil no impidió una entrega incansable en el estudio, en las misiones, sirviendo a la Santa Sede ya los Papas, hasta morir a los 59 años, podríamos decir, de agotamiento. Misiones imposibles como el I Concilio Plenario Latinoamericano, la lucha contra el modernismo teológico o la compilación del Derecho Canónico le fueron encomendados. Trabajó con sus manos, cruzar dos veces el océano hasta América, enfangarse en las selvas americanas, experimentar la persecución, el exilio, la enfermedad, el hambre, la incomprensión… El egregio Papa León XIII lo descubrió y eligió como asistente a la hora de su muerte. El Santo Padre Pío X, que lo denominaba il cardenale santo, lo tenía por confesor. Que por nosotros sea fuente de orgullo y de inspiración.
Vuestro párroco