La vejez y el Evangelio sin glosa
Este domingo celebramos en nuestro pueblo la Fiesta de la Vejez. Honoramos a nuestros mayores. Con los niños, sois la alegría de nuestras familias. Una vida entregada y consumida lucen en sus canas y arrugas. Una experiencia dilatada, un camino ya pisado que le da una mirada sabia sobre el mundo, el hombre y Dios. Un momento presente para vivir las perlas más preciosas del Evangelio, aquellas que ansiaban los santos: la vida escondida en Cristo, el despojo de las vanidades terrenales, palpar en muchas ocasiones la injusticia social y familiar, el ser “último”, esto es depreciado, ignorado o abandonado, el dolor y la pobreza material y física, el silencio y la soledad, en definitiva la Cruz desnuda. Una cruz que purifica y libera. Una cruz que hace levantar esperanzado los ojos al cielo. Una cruz que es abrazada con dulzura y esperanza, y acogida como fuente de vida y expiación, porque viene de la mano del Señor. ¿Es esto posible? ¡Por supuesto! Sólo vosotros lo sabéis. A lo largo de su vida habéis experimentado sus misericordias: no le faltará ahora su fuerza y ​​paz. Agradeciendo al Patronato y al Ayuntamiento este homenaje, ¡que tengamos una gran fiesta!
Vuestro párroco