no31-Full-parroquial-3-viles-30-juliol-2023 Baixa

Les hablaba en parábolas

Estos domingos Jesús nos habla en parábolas. Las parábolas son mucho más que un ejemplo o una comparación. La parábola nace de la observación atenta de las realidades de la vida. Es a lo primero que se nos invita. Como ya dijo alguien, pocos son los que se detienen a observar las estrellas… Así, observando atentamente esos milagros cotidianos como el crecimiento de la espiga, entendiendo la sabiduría y ley natural que la habita, comprenderemos también otras realidades humanas, tan humanas como la fe misma. Igual que la levadura, que no se ve ni hace ruido, hace crecer a la masa más allá de sus propias potencialidades, así mismo Jesús nos hace crecer a nosotros más allá de nuestras fuerzas y lo hace también así, de manera discreta y serena. He aquí la sabiduría de la parábola. En ellas Jesús nos dice: atentos a las cosas cotidianas, a las vivencias más humanas, ellas os dirán cómo es Dios, cómo actúa, cómo reconocerlo.

Entonces los discípulos, esos que conocen los misterios del Reino, no porque sean más listos que el resto de los mortales, sino porque, nos dice el Evangelio, una y otra vez se acercan a Jesús para preguntarle, estos discípulos ahora caen en la cuenta de que las parábolas hablan de su Maestro. Jesús mismo es el Reino, el reinado de Dios. Jesús es el tesoro escondido. Jesús es el tesoro doblemente escondido porque solo se le encuentra en humildad y en fe y encontrarle nos llena de una alegría que nunca la dará el mundo. Jesús es el comerciante de perlas finas que da todo lo suyo, su propia vida, para salvarnos y cuidarnos a nosotros, que somos, cada uno, su perlas más preciada. Jesús es también la red que llama y acoge a todos, y que pide, por nuestro bien, la conversión, el ser buenos como Él.

+ Mn. Andrew Llanes Amaro

Sal i llum

Al solicitarme un escrito, he querido compartir con vosotros una oración que muchos días hago en nuestra Iglesia.

Gracias Señor,

Gracias por esta parroquia que nos has concedido.

Gracias por nuestros párrocos, son el alma de nuestra comunidad y una verdadera bendición

para nuestro espíritu.

Gracias por las Misas que nos ofrecen, por el cuidado, mimo y enorme espiritualidad con las que las realizan.

Gracias por las Misas de diario, por la paz que me transmiten tras el ajetreo de cada día. Un momento único para reencontrarme Contigo y también conmigo.

Gracias por las Misas del Domingo, por la exquisitez de la Liturgia, por los cantos y la música que nos eleva, por los niños de catequesis cuando cantan el Pescador de

de hombres, por los abrazos llenos de cariño y alegría con nuestra familia de la parroquia, por las Comuniones, tan completas y sentidas, como si cada una de ellas fuera la primera y la última.

Gracias por darme el privilegio de ejecutar la generosidad de un grupo de mujeres que quieren ofrecerte la belleza de las flores y cuidar nuestra casa común.

Gracias por permitirnos acercarte a nuestros vecinos, más allá de las puertas de nuestra

Iglesia, con el pesebre viviente, las procesiones de Semana Santa, el Corpus Christi y la procesión de la Virgen del Carmen.

Gracias Señor, por la bendición que nos has dado de poder vivir nuestra vida cristiana en esta maravillosa parroquia.

Inma Rodriguez Mora