La religión pura
Se trata de una relación profunda y sincera con Dios que se manifiesta en nuestra vida cotidiana y en la forma en que tratamos a los demás. Dios nos llama a una fe que transforma nuestro corazón y nuestras acciones. La religión pura se caracteriza, en primer lugar, por un amor profundo a Dios que se manifiesta en el amor al prójimo. Jesús nos enseñó que éstos son los dos mandamientos más importantes. Este amor no es sólo un sentimiento, sino una acción concreta que nos lleva a servir a los demás, especialmente a los más necesitados. La compasión y cuidado de los vulnerables son signos inequívocos de una fe auténtica. La integridad y coherencia en la vida diaria son también esenciales. Esto implica vivir con honestidad, justicia y fidelidad en todas nuestras relaciones y responsabilidades. La humildad y el servicio desinteresado son frutos de auténtica fe. La religión pura nos lleva a reconocer nuestra dependencia de Dios y a servir a los demás sin buscar recompensa. ¿Estamos viviendo una religión pura que agrada a Dios? ¿Nuestras acciones reflejan el amor y la compasión de Cristo? ¿Nuestra fe está transformando nuestras vidas y las de los demás? Reflexionemos…
Vuestro párroco